martes, 8 de noviembre de 2011

Cronica de mi XVII Maratón

      El pasado día 30 de Octubre, como muchos ya sabeis, se disputó o mejor dicho se celebró el Maratón Popular de Castilla la Mancha, entre las localidades de Ciudad Real y Miguelturra, como prueba de ello esta imagen,de la salida que se dió junto a otra prueba, la I Media Maratón de Ciudad Real.
     El Sábado día 29 la plaza de la capital, era un hervidero de atletas, que junto a sus familias se disponían a retirar el dorsal, el chip y la bolsa del correrdor.
       Ya el mismo Domingo, con una hora más de haber descansado en la cama, con un día que parecía diseñado a posta para la carrera, me trasladé junto a toda mi familia, mujer y dos hijos desde nuestro Almagro a Ciudad Real. El viaje en autovía me pareció aburrido, pues fuimos solos durante todo el trayecto, y algo pasó por mi cabeza, o vamos tarde, o no hay tantos corredores inscritos como me han dicho, pues me dijeron que eramos cerca de 1.000. Al llegar a Ciudad Real, al estacionamiento detrás de las instalaciones de telefónica, pude comprobar, que la gente ya estaba allí, que eramos nosotros los que fuimos con el tiempo un poco justo. Despues de estacionar el turismo, los preparativos previos, vaselina, cremita para calentar las piernas, todos los elementos en su sitio, gorra, botella de agua, ampollas de glucosa, extiramientos previos para calentar y ha comenzar a trotar, saludando a los amigos y conocidos que nos disponíamos a correr por las calles de la capital y el peublo aledaño de Miguelturra. 
      Con el número 4 sobre el pecho y gorra blanca para refugiarme de los rayos del sol, se dió la salida de esta carrera, la cual iba acompañado de mi amigo Jose Antonio, del club de "los carrascales" de Corral de Cva., este señor fue el responsable de que yo tomase la salida del Maratón, pues mi preparación no ha sido la más correcta para este tipo de pruebas, motivado por temas laborales y otros días personales.

       Desde el primer kilómetro, o mejor dicho, desde el kilómetro Cero, (jajajaja), me corresponde a mí ir marcando el ritmo de la carrera, José Antonio va conmigo pero cauto en todos los miles y siempre expresando que el ritmo era muy alto. Durante el camino saludamos a "los maratonianos" conocidos Nico, (Quinto Aliento)Porfi, (Porfi-sport Alcazar), Marcial (fondistas Miguelturra), los hermanos Gonzalo Perez de Madrid, y otros muchos corredores habituales en las carreras de esta provincia. No quisiera dejar en el olvido la presencia del "abuelete" de los Carrascales, quien en la imagen lleva las zapatillas verdes, con 67 añitos y lleva en su cuerpo las 16 ediciones de este Maraton, junto con Nicó, los dos únicos corredores que han participado en todas las ediciones, unos maquinas esta gente.
         Se termina la primera vuelta, y ahora ya estamos solo los que corremos el Maratón, al llegar al kilómetro 24 adelantamos a un señor con camiseta negra, que con letras en oro, lleva serigrafiado "Los viejos Maratonianos, nunca mueren", esta frase denota que no es nuevo en carreras de esta distancia, mi compañero y yo le preguntamos y nos dice, si termino esta carrera llevaré 103, me consta que la terminó, algo jodido pero llegó a meta. Mi compañero se le nota en la cara que va sufriendo, y su frase de todos los kilómetros es la misma, "vamos muy deprisa", yo le voy animando, con frases como venga que nos queda un kilometro menos, tenemos que coger áquel corredor, pero cuando uno va mal, los animos no ayudan.       Relativamente cerca tenmos dos corredores, por la vestimenta de uno y lo espigado, se adivina a lo lejos quien es, es Ricardo Abad, lo saludo mientras bebe coca-cola, mi compañero de viaje se me queda y prosigo el maratón en solitario. Por el km 28 unos voluntarios (y maratonianos tambien), me dan un platano, y sin dejar de correr, me como la mitad, me da un subidon, coño me creo sobrao y seguimos corriendo. Llegó al km 30, avituallamiento liquido, y un trocito de naranja. Paso la rotonda del Quijote Azteca (o estación de autobuses), adelanto a dos corredores en la calle Tablas de Daimiel, no veo mas corredores delante, por lo que decido abrirme un poco para conseguir ver la calle completa, hasta la rotonda donde empieza la Avenida Europa, y no hay ningún otro corredor, es decir que delante de mí en al menos 1 kilómetro no corre nadie. Poco después me adelanta Ricardo Abad, lo que me hace pensar que no voy tambien como esperaba, unido a que estoy subiendo cuesta. Hay un grupo animando, lo que hace que tengamos un nuevo subidón y entonces SORPRESA, en el kilómetro 31 está mi hijo German, (13 años de edad), que está dispuesto a correr junto a mi los últimos 11 kilómetros.
          No tuvo especial problema mi hijo en seguir mis pasos, yo era poco más que un cadáver. En el kilómetro 32, necesidad de hacer una parada técnica (esa es la excusa, todos sabemos que paramos a mear, para dejar de correr), en el km 34 le pedí que andasemos un poco, se me subian los gemelos. Al continuar nuestro recorrido por Miguelturra, y conociendo al chico, le pedí que no se acelerase, pues al pasar por las calles más centricas la algarabía de la gente, los tambores que estaban en las inmediaciones de Plaza Mayor, el oir mi Dorsal y Nombre por los microfonos, es siempre motivo de aceleron y que luego se paga, como así ocurrió que luego tuvimos que parar otra vez por la subida de los gemelos, pero nos sirvió para recoger agua de otro avituallamiento y comenzar a correr de nuevo sabiendo ya que nos quedaban poco más de 6 kilómetros.
          Los últimos kilómetros los hicimos como buenamente pudimos, unas veces corriendo, otras veces caminando, hasta hacer el penultimo giro, y coger la calle que se dirige al Estadio, no había mucha gente, pero si estaba mi mujer, gritando emocionada como una loca, al verme acompañado de nuestro hijo. Aún tuvimos tiempo de cazar algún "cadáver" que circulaba delante de nosotros, pero ese arreon final, ya no se podía  detener, hasta entrar al estadio, y correr los últimos 100 metros cogido de la mano de mi hijo, todo un campeón y que pronto con el paso de los años se hará maratoniano.
         Al final, una gran alegría al haber terminado el 17 Maratón de mi vida, un masajito, que siempre es agradecido y deseado,  y una fresquita cerveza que nos estaba esperando despues de la ducha, para ir reponiendo fuerzas.





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