miércoles, 27 de febrero de 2013

MARATON DE SEVILLA 2013

Una vez terminado la gran cita de este pasado fin de semana y descansado el cuerpo, no podía dejar de relatar la experiencia de lo que ha sido para mi, este Maratón de Sevilla 2013.

      Tras un buena madrugada como el que más, el sábado llegue a la capital andaluza temprano, para la recogida del dorsal y la bolsa de regalos, que tenía muy buena pinta, aún no me he probado la camiseta, pero espero poder lucirla próximamente así como el pantalón. Aquí tuve la oportunidad de saludar a algunos amigos y blogueros, como son "Barroso" de Cadiz, o "Kino" de Membrilla (Ciudad Real), así como un grupo de corredores de mi pueblo y otros de esta provincia. Seguidamente fui a la comida de la pasta, que por ello había elegido el primer turno (para tener más tarde libre, jajaja). He de mencionar que estuvo genial no, lo siguiente, muy pero que muy bien organizada, los voluntarios fantásticos, música ambiente en vivo y en directo algo genial. Seguido a la comida marche a la localidad vecina de La Rinconada, donde hice noche con unos amigos.

      En la mañana del Domingo, tempranito ya en el estadio, creo que eran las 7'30, no me gusta llegar tarde y más si no conozco el sitio, sin prisas fui a localizar el guardaropas, donde ya había gran cantidad de corredores preparándose, así que hice lo mismo, para poder entregar la mochila y salir a calentar a los exteriores del Estadio. Los nervios van en aumento, a la salida le queda escasamente 20 minutos, el grupo de los keniatas, han pasado junto a mi para tomar la salida, tenían pocas chichas.

      Con música del grupo AC-DC tomamos la salida, el ambiente la verdad es que es genial, y así todos/as a correr 42.195 metros tenemos por delante. De salida ya puedes correr bien, o al menos es la sensación que a mi me dio, hay suficiente espacio para ello, pero hay que ser cautos y no excedernos en el ritmo, que son las palabras que yo mismo me iba diciendo, pero el chico venga a irse para delante. Así llegue al puente de San Telmo, con unas magnificas vistas de la Torre del Oro, la Maestranza, aún se me ponen los pelos de punta, y es que la temperatura era genial, la mañana era soleada, daba gusto correr, y yo me sentía genial, así que venga a correr, con un ritmo bueno por debajo de cinco minutos el kilómetro. En la avenida Torneo, encuentro a un par de corredores de mi pueblo, los saludo y me dicen que por delante va el gran Avel Antón marcando el ritmo de 3:30 el maratón, me adelanto y me pongo a hablar con este gran campeón, me aparto para dejar a otros la misma oportunidad de correr con un campeón del mundo y me tiro para adelante, que gran locura, entre el ambiente, lo plano del recorrido, las buenas sensaciones que ahí tenía pues nada, que sigo avanzando y hago muchos kilómetros a 4,45 o 4,50. Así las cosas me encuentro a un pequeño grupo de corredores de este Almagro, y decido quedarme ahí y tratar de llevar el ritmo más controlado, aún así había veces que sin querer me adelantaba. Casi sin darme cuenta llegamos a la Media Maratón y atención 1 hora y 42 minutos, es decir minutos y pico por debajo de la Media Maratón de Valdepeñas que corrí la semana anterior, o lo que es lo mismo muy rápido.

      Se nos unen otros dos almagreños mas al grupo, que estaban en la zona esperando para unirse al grupo, yo por unos kilómetros aguanto, pero noto en las piernas que el ritmo ya va pesando. Por el kilómetro 24 se me empieza a cargar el gemelo derecho, el que me ha estado dando la lata todo el invierno, aguanto hasta el 25 con ellos, luego decido descolgarme y coger otro ritmo más lento.

      Cuando estuve inspeccionando el recorrido, grave en mi memoria que el kilómetro 30 estaba en el estadio Benito Villamarín, como dicen los sevillanos, en el campo del betis, y durante un para de kilómetros corrí un poco ansioso de llegar a este punto, donde para en el avituallamiento, a beber con tranquilidad y a estirar el dolorido gemelo. Rápido nuevamente a correr, tratando de unirme a cualquier grupo, para intentar coger su ritmo y seguir la carrera. He de decir, que para nada se me hizo larga, sin darme cuenta ya estaba en el interior del parque María Luisa, muy bonito, la Plaza España preciosa, menuda vuelta al ruedo dimos, y  ahora faltaba lo mejor, correr junto a la catedral, la giralda, el maratón estaba ya casi hecho, ya habíamos corrido lo peor, unos pocos kilómetros más y la meta me estaba esperando, así es como me iva convenciendo, pero el dolor del gemelo era insoportable, cuando me acordaba de él claro. 

       Así seguían pasando los kilómetros, y sin darme cuenta estaba otra vez en  la avenida Torneo, cruzando para el puente de la Barqueta, ya solo quedaban unos cuatro kilómetros, momento en el que veo a un par de corredores de Alcazar, claro del "Porfi", les grito ellos me conocen, nos unimos y voy con ellos hasta el 40, pero ellos van crecidos y no hay quien les aguante el ritmo, por lo que decido despedirme y coger mi ritmo, ya no queda nada, se ve el Estadio, se oye la música, ¿pero donde está la puerta?, me pregunto, al momento ya veo el arco, la entrada al tunel, entro al estadio, esta vez no hay agua, como en el 2005, avanzo por el tatán de la pista, donde se puede ver kilómetro 42, solo 195 metros, ya hemos llegado, un maratón más y son 20, ya llevo 20 maratones, busco en la grada a mi familia, los veo, me emociono, como siempre se me escapa unas lagrimas, pero sigo corriendo, lo celebro, otra vez cruzo la meta, 3:41:44, otra vez he corrido  y finalizado un maratón y el final sigue siendo tan explosivo de emociones como cuando corrí el primero.
     
      Al terminar en el túnel había un poco de nervios y parte de la culpa era de nosotros mismos los corredores, que llegábamos en manda y todos a la vez queríamos la mochila, y es algo imposible. Aquí en el túnel me encuentro otro amigo bloguero, Fausto, hablamos un momento y bueno hay que salir de ahí y unirse a la familia, sigo la manada, todos caminando en la misma dirección, yo sin saber muy bien donde iva a salir, al final hablo con mi hijo por el móvil, y al levantar la cabeza, IMPRESIONANTE, tengo delante de mi al gran "Chema Martínez", casi atónito, hablo con él, le digo la admiración que siento por él como maratoniano y me despido un saludo, al instante pienso en hacerme una foto, tengo el movil, en la mano, esto sirve, le pido a una señora que nos haga la foto, y "joder" si es su mujer, así las cosas al terminar un bonito recuerdo.
      Para terminar este viaje al Maratón de Sevilla, volví a comer en el Fuerte de Isla Mágica, donde la organización magnifica, tenía preparada otra comida que fue si cabe mejor que la del sábado, así para el año 2014, ya tengo la intención de volver a Sevilla, y correr por este trazado fantástico y rápido.